Monday, March 05, 2012

Veámonos en los versos alados


Veámonos en los versos alados
como cuando se posan en antenas
los mirlos que van a dormir sus penas
junto a la teja negra en los tejados.

Como agua dulce de los recitados
eres sol de mano aunque la condenas
--y te repliegas en rimas serenas--
la verdad no es mentira con peinados.

Pensamiento colmado en contenido
tu alegría suscita la obediencia;
puesto que en el silencio va el sentido
no busques los suspiros por mi ausencia.
Si es que musitas sin lógica alguna...
se abre con pellizquitos a la luna.


José Pómez
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jose@pomez.net



Persiste en el rubio aliento
que se escriba en la madera
con brazos de tesonera
delicioso ofrecimiento
en la espera del sarmiento,
es paloma del chiflido
caramelo sumergido.
Por conversación Adela
sin esperarlo es abuela
y ama con todo el sentido.

José Pómez

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Temporal de experiencia
habita en un carrito
de la limpieza como
un vivero de luz
de dama soñadora.

Camina los pasillos
de la vida obrera
sencilla y admirada
recoge de un olvido
la estampa abandonada.

El caudal invisible
la amistad permanente
creativa de justicia
y de modo especial
el trabajar por otros.

Barriendo recupera
todos los desencuentros
bajo una tapa plástica
al lado de las bolsas
de basura sin uso.

Ella como Él te muestra
camino con agrado
muy cuidadosamente
con sus ojos te pide
la paciencia bendita.

José Pómez

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Para crecer la flor
necesitaba agua,
y sin tormenta ya no le llegaba
el brazo a la raíz suela de rama,
y en el viento sonoro
ocurre lo que quiere
el dislocado azar de los pesares.

Reconozco sus besos
lleva la luna al pez
por el camino dulce,
y como una señora enamorada
el Sur acude próximo a una fuente
crece durante tres décadas lentas
arropado de espino.

Estos míseros versos
que escribo torpemente ya no sirven
para sembrar el valle;
como pasó otras veces pasará
aquella tarde eterna
fijando la mirada
en cepa y tierra abierta.

José Pómez

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¿Quién alarga el mal de la despedida?
la herida.
Y ¿quién la desangela en flor de río?
el frío.
Y ¿quién sostiene al hombre en el alambre?
el hambre.
Como cuando requiere un nuevo enjambre
navegar los racimos en velero
lleno de gatos, y cruza reguero,
la herida, el frío, y hasta ese hambre.


José Pómez

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Con la orilla centrífuga comienza
el descenso a la noche y la aventura
precipita el regreso a la ternura
de la inimaginable recompensa.

En la debilitada sombra intensa
la campanilla atada a la mesura
pasa el pesar gracias a su atadura
y hasta el final confía en lo que él piensa.

Si se marcha, regresa con los frutos
y es el niño anterior de los adultos,
el libre prisionero de los lutos.

Cuando la ira, no mira los insultos,
fenestra con luciérnagas del mundo
no se puede dejar sola un segundo.

José Pómez

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Quizá se agoten
un día pero hoy hay
buenas personas

José Pómez
Mirándole su cara se comprende
el mordisco, decía: que una falta
lleva un lateral al clamor curvado
de hoja que por sus dos alas asalta.
Con la voz arrancada se defiende
como si en verdad nunca hubiese estado,
ni en casa, ni en legado,
junto a la fresca llama,
que atravesaba el drama.
Se utilizó además cáncamo y aro
para ella era el soporte y en su amparo
posada, se quedaba entre una palma;
por simpatía al paro,
en el mes de Febrero duele el alma.

José Pómez
jose@pomez.net
Frente a la mar en que estuve
entrelazamos las manos
como ese pez de tu nube
que nos ve a los dos ancianos
en valle en monte y en llano.
Para que el verso se asombre
inventas mujer al hombre
si entrelazamos la vida
como una roca tejida
que nos presta hasta su nombre.

José Pómez
jose@pomez.net
No lo hago plataforma plana absoluta
que el tiempo se fabrica desde hoy en China;
Si es un ser vivo al lado de la colina
será mejor cruzar con las nuevas rutas.

Convencer hasta las piedras más astutas
de aquello en los suelos altos sin rutina;
Y esto sí se explica en laderas de ruina
nada queda sin el respeto a las grutas.

Mirando en espejito el recién llegado
es persona animada y cuando se amplía
son tres ángeles sin lógica en grabado.

Los hijos traen la vida y la alegría
de horas en vela en nuestro salón contiguo
permanente y firme como el verso antiguo.

Su infancia rescatada al mundo diría:
somos los hijos de la Virgen María.

José Pómez
jose@pomez.net
Está la libertad que se despierta
está la delantera en pensamiento
está el camino viejo y la constancia
está la razón clara de conciencia.

Allí en la pugna de la perfección
allí en el trozo parte de este mundo
allí lo estrecho es como lo ancho aquí
allí con verdad y frío el amor.

Profundo emerge nuevo sin temor
el conocimiento ya recobrado
para atenderlos y para abrazarlos.

Sola mantiene el gesto apuntalado
junto a otras personas aglomeradas
con la pareja de la simpatía.

José Pómez

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