Se mece una cuna
de un niño anunciado;
se mece con mano firme,
la madre teje en soledad,
el manto sagrado.
Se mece el amor
de un juicio sagrado,
se mece con manos de angeles,
que colocan la cuna
en un sitio santo.
Santificado es el nombre
que lleva el niño,
miles de años,
y aun no lo reconocen......
Se mece la cuna,
por el viento que silba;
oraciones tejidas de santos,
mueven al niño
que aun no ha llegado.
Se teje un manto de luz,
debajo de un arbol.
Un ave canta alegre,
mientras las nubes caminan
y gritan su nombre,
escribiendo con rayos de sol,
bienaventurados.
Se mece al niño en la cuna,
unos brazos lo cargan,
lo lleva una Virgen,
que camina sola.
Sola camina la niña,
cargando su hijo divino;
lo hizo el viento,
lo hicieron los angeles,
lo hizo el sol divino,
los santos que cantaron,
todos movieron la cuna,
y abrieron el cielo,
para dejar bajar al humilde Señor,
que vera con arrobo,
el niño anunciado!
“A través de ti, como a través de esta Hostia, los rayos de la misericordia pasarán
al mundo” (Diario, 441).
“... Si el alma ama sinceramente a Dios y está unida a Él interiormente, entonces aunque por fuera vive en condiciones difíciles, nada tiene el poder de oprimir su interior. Y entre la corrupción puede ser pura e intacta, porque el gran amor de Dios le da fuerza para luchar y Dios Mismo la defiende de modo especial” (Diario, 1094).
Santa Sor Faustina.