Sunday, April 22, 2012


Black drops





Benditas sean, paredes de mi cuarto
mi cuarto amarillo de penas
donde yo todo yo. 
levito con los ojos cerrados a salvo en su vacío, 
en su espacio molecular y ajado, 
 marchito.


Suspiros,
suspiros de pitiminí vuelan hacia el espacio




pétalos de mi boca al espacio
que regresan a mi en forma de black drops,
black drops aladas de miseras angustias
black drops 
danzando en las paredes del cuarto que me guarda del ruido,






del mundanal bullicio
de mis enemigos, 
de la rutina,
 del hastío.

Black drops,
 black drops es ahora mi destino
aceptado, llorado, 
black drops mi libro escrito
manchado de cansancio.

Mis muros amarillos silenciosos 
ya corren a salvarme,
se alzan ante mi con los brazos abiertos 
plenos, vestidos de acordes
envueltos por la magia de aquel Coltrane,
por la suave caricia de Miles,





 entre yo y mis paredes
solo hay Bay Bay black Bird,





Bay Bay black Bird escucho flotando como un astronauta,
 me lanzo sin temor hacia el vacío 
como un loco a su encuentro
huyendo de mi mismo
y caigo lentamente en su reposo 
 al escuchar la trompeta de Miles
trinando en el silencio
mientras dejo que me duela la sangre
que griten mis arterias






mis músculos, 
mis huesos, 
mi silueta.


Poco, 
nada  me importa el mundo
si siempre puedo regresar a ellas
a mis viejas paredes amarillas
 para tenderme en su vacío
y volar 
 a ese lugar oscuro,
 ese recodo oculto tras mis ojos
donde no existe el miedo, 
ni el hambre. ni el presente,
donde no hay tiempo ni pasado
 más que mi otro yo

la nada 


y el olvido.