Black drops
Benditas sean, paredes de mi cuarto
Benditas sean, paredes de mi cuarto
mi cuarto amarillo de penas
donde yo todo yo.
levito con los ojos cerrados a salvo en su vacío,
en su espacio molecular y ajado,
marchito.
Suspiros,
suspiros de pitiminí vuelan hacia el espacio
pétalos de mi boca al espacio
que regresan a mi en forma de black drops,
black drops aladas de miseras angustias
black drops
danzando en las paredes del cuarto que me guarda del ruido,
danzando en las paredes del cuarto que me guarda del ruido,
del mundanal bullicio
de mis enemigos,
de la rutina,
del hastío.
de la rutina,
del hastío.
Black drops,
black drops es ahora mi destino
black drops es ahora mi destino
aceptado, llorado,
black drops mi libro escrito
black drops mi libro escrito
manchado de cansancio.
Mis muros amarillos silenciosos
ya corren a salvarme,
ya corren a salvarme,
se alzan ante mi con los brazos abiertos
plenos, vestidos de acordes
envueltos por la magia de aquel Coltrane,
Bay Bay black Bird escucho flotando como un astronauta,
me lanzo sin temor hacia el vacío
como un loco a su encuentro
como un loco a su encuentro
huyendo de mi mismo
y caigo lentamente en su reposo
al escuchar la trompeta de Miles
trinando en el silencio
trinando en el silencio
mientras dejo que me duela la sangre
que griten mis arterias
mis músculos,
mis huesos,
mi silueta.
mis huesos,
mi silueta.
Poco,
nada me importa el mundo
si siempre puedo regresar a ellas
a mis viejas paredes amarillas
a mis viejas paredes amarillas
para tenderme en su vacío
y volar
a ese lugar oscuro,
ese recodo oculto tras mis ojos
donde no existe el miedo,
ni el hambre. ni el presente,
donde no hay tiempo ni pasado
más que mi otro yo
más que mi otro yo
la nada
y el olvido.
y el olvido.